lunes, 27 de julio de 2009

CORRIDA DE REJONES: ANTONIO D,ALMEIDA , TRIUNFADOR EN LA SOLANA

Antonio D,Almeida celebrando una tarde triunfal (Fotos: Fran Durán.- Observa )

El portugués Antonio D,Almeida conquistó el coso de la Calle Alhambra tras cortar cuatro orejas en el segundo festejo taurino de feria, convirtiéndose en máximo triunfador con salida a hombros por la puerta grande. La terna de rejoneadores la completaron Álvaro Montes y Juan Manuel Cordero que se fueron totalmente de vacío por culpa de la suerte suprema. El cuarto de plaza que presenció el festejo, pudo disfrutar del arte del toreo a caballo en una gran tarde de toros, ya que estos se prestaron para el lucimiento de los jinetes.
Estaba anunciada en los carteles la amazonas madrileña Noelia Mota, que se finalmente no pudo comparecer en La Solana por no recuperarse a tiempo de un percance sufrido hace unos días, sustituyéndose por Juan Manuel Cordero que ya toreó hace algún tiempo en este coso. La empresa no comunicó la sustitución ni a los medios de comunicación primero, ni en los carteles de la plaza después, provocando un cierto desconcierto en el respetable.
Se lidió un encierro de la ganadería cordobesa de Blanco de Torres que dio un buen juego en general para el lucimiento de los jinetes. Todos los toros muy en el tipo y similares hechuras, aunque los hubo más bravos y manejables y otros menos colaboradores. En todo caso, los rejoneadores no podrán achacar a los astados su actuación porque perdieron los trofeos con el rejón de muerte, en una buena tarde para el toreo a caballo como demostraron los tres actuantes.
Las faenas de Álvaro Montes fueron muy jugosas, variadas y toreras, pero en la parte final de ambas se perdieron los trofeos por el rejón de muerte ó el verduguillo según los casos, silenciándose sus actuaciones por el respetable.
Al que abría plaza lo rejoneó con maestría, demostrando su gran forma y el saber hacer sobre el caballo. El toro colaboró en los primeros tercios y molestó por momentos en la parte final. Si los de castigo salieron algo separados, enmendó con las banderillas con buenas ejecuciones, destacando una al violín seguida de las cortas. El jienense llegó a los tendidos tras salir airoso de los embroques, pero mató de tres rejones de muerte que no fueron suficientes para naufragar después con el verduguillo en varios intentos.
Al cuarto lo corrió con la garrocha en una estampa muy torera antes de recetarle dos de castigo en todo lo alto. Las banderillas largas quedaron algo caídas de colocación para ir pinchando de mejor forma a lo largo de la lidia. El jinete calentó al público moviendo las cabalgaduras antes de la ejecución de cada suerte, destacando dos al quiebro y otras dos al violín que quedaron prendidas del morrillo. A la hora de matar, Montes pinchó primero y metió otro entero después, pero el toro se puso terco y gazapón, obligando a descabellar. Demasiados golpes de verduguillo porque nunca se arrimó a la cara del animal para finiquitarlo con decisión, silenciándose también su actuación.
El segundo de la terna tampoco tuvo la suerte de su parte en la parte final de cada lidia, fallando también a espadas, lo que le privó de un mayor triunfo que se quedó en una vuelta al ruedo por su cuenta tras la muerte del quinto.
Juan Manuel Cordero ejecutó los rejones de castigo de forma muy irregular al segundo de la tarde, colocando las primeras banderillas muy descolocadas en el morrillo aunque fueran ceñidos los embroques. Uno al quiebro y un par a dos manos encendieron al respetable, si bien continuó con tres cortas algo regulares, desquitándose con un clavel en el segundo intento. El toro se fue apagando hasta la suerte suprema, recetando medio rejón de muerte en el lomo y otro entero algo caído. El enemigo comienza entonces a amorcillarse y el jinete tiene que utilizar el verduguillo, siendo el puntillero el que certifica la muerte del animal. Silencio.
El quinto de la tarde fue corrido y toreado con maestría, si bien necesitó de dos intentos para colocar cada banderilla ó par porque colaboró poco con el jinete. Cordero tuvo algunos embroques sin soltar porque tenía que hacerlo todo a la vez ante la desgana del astado. Puntos álgidos de su actuación pasaron por dos banderillas al quiebro y otras dos a dos manos que llegaron a los tendidos. Metió un palmo del rejón de muerte y el toro se quedó descordado, echándose al redondel. El jinete comenzó a pedir el trofeo que se quedó en ovación con saludos, optando por dar una vuelta al ruedo por su cuenta.

El triunfador de la tarde fue el torero portugués Antonio D,Almeida que se mostró muy explosivo en la lidia, conectando con los tendidos a través de un ritmo eléctrico y lleno de complicidad con el público.
El jinete lució la clásica indumentaria portuguesa con la calzona elástica y la casaca a la Federica, demostrando además la buena cuadra de caballos y las ansias de comerse el mundo en esta difícil profesión.
Comenzó a meterse al respetable en el bolsillo ejecutando quiebros con y sin palos, arrancando los aplausos antes de iniciar cualquier suerte con unos embroques siempre muy ceñidos. Llenó el morrillo de garapullos, destacando un par a dos manos y los dos claveles que quedaron en todo lo alto. Solo quedaba dar un final feliz al de Blanco de Torres y el jinete le recetó un rejón tan certero que saltó del caballo para buscar al astado y que éste muriera a sus pies. Así fue y se produjo el delirio y la consecución de sus dos primeras orejas.
Con la puerta grande en el bolsillo, su ambición le llevó a lidiar con gran sentido de profesionalidad al que cerraba plaza, que si cabe fue algo más mansote porque se dolía de los rejones de castigo.
D,Almeida contoneó cada cabalgadura para llamar la atención del público y encender la pasión antes de las suertes, lo que el respetable agradeció con sonoras ovaciones. El torero portugués demostró de lo que es capaz a lomos de sus caballos con un gran repertorio de ideas que llevó a la práctica con mucha elegancia. Hizo lo que quiso con el toro y lo mató de un rejonazo que le valió las dos orejas.

Al final del festejo, los rejoneadores Álvaro Montes y Juan Manuel Cordero abandonaron el coso por la puerta de cuadrillas, siendo muy ovacionados en la despedida, mientras que Antonio D,Almeida fue izado a hombros por la puerta grande.
Así finalizó el abono taurino y el ciclo de festejos preparados por la empresa Ruta del Toro S. L. para la feria de Santiago y Santa Ana 2009 que pasará a la historia por haberse cumplido el centenario del coso de la Calle Alhambra.



INFORMA GABRIEL JAIME